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El bello canto gregoriano "Rosa Carmeli" en honor a la Virgen María del Monte Carmelo.

La tradición carmelitana más antigua, la que nos viene de la alta edad media, celebró el misterio de María, la Madre de Dios, a través de bellas imágenes tomadas en su mayoría del Antiguo Testamento:

La Virgen María sería la nubecilla blanca que divisó el profeta Elías en el Monte Carmelo, anunciadora de la lluvia de bendiciones que vienen de Dios (1Re 17, 44)

Ella es la Virgen fecunda, un huerto regado, como el Carmelo, la tierra a la que nos ha traído Dios para que comamos sus mejores frutos (Jer. 2, 7)

Los carmelitas medievales no se cansaron de cantar el singular prodigio de María, que gozó de la alegría inefable de la maternidad, sin menoscabo alguno de su virginidad (Is. 7, 14-15)

Ella, purísima como el lirio entre los cardos (Cant. 2,2), surge cual aurora, y es bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como un ejercito en batalla (Cant. 6, 10)

Ella nos acompaña y defiende en el combate espiritual, (Ef. 6, 12 y ss), y nos da como signo de su protección el Santo Escapulario.

Ella es la puerta y llave del paraiso, que se abre de nuevo para la descendencia de Adán (Gn. 3,24)

María, Stella Maris, la estrella del mar, bajo cuyo patrocinio nuestra barca atraviesa el proceloso mar de la vida, y alcanza a Cristo, el puerto seguro de la salvación.

A continuación el texto del canto carmelitano en latín.

ROSA CARMELI

Rosa Carmeli, florida Maria,
Intra tua nos gere viscera.
Et post mortem transfer ad æthera,
O Maria!

1 - Radix Iesse, germinans flosculum,
hic adesse me tibi servulum, patiaris.
Inter spinas, quæ crescis, lilium,
serva puras mentes fragilium, tutelaris.

2 - Per incerta prudens consilium,
per adversa iuge solatium largiaris.
Armatura fortis pugnantium;
furunt bella, offer præsidium Scapularis.

3 - Mater dulcis, virgo purissima,
cristianis esto propitia, Stella maris.
Paradisi clavis et ianua,
fac nos duci quo, Mater, gloria coronaris.

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