• hace 10 años
Son vikingos que servían a un emperador extranjero; seis mil guerreros temibles con un único objetivo: hacerse ricos. Procedentes de las frías y duras tierras de Escandinavia, ellos y sus antepasados viajaban hacia el este, a las actuales Rusia y Ucrania, y luego hacia el sur, por las vías fluviales, hasta llegar al Estado más grande, rico y mejor organizado de Europa, el Imperio bizantino. Allí entraban a formar parte de la Guardia Varega, que inicialmente ayudaba al emperador Basilio II a sofocar rebeliones internas y, posteriormente, se convirtió en la seguridad personal del mandatario, un cuerpo de policía secreta y tropa de choque que, hacha en mano, era terriblemente efectiva en el campo de batalla. Sus numerosas victorias ayudaron a Basilio II a expandir el imperio y a aumentar su influencia a lo largo y ancho del planeta.