• hace 10 años
El envejecimiento de la piel es un fenómeno ineluctable que depende del capital genético y del estilo de vida de cada persona.
La piel comienza a envejecer desde los 30 años de edad. Se vuelve ligeramente más flácida. Las líneas de expresión comienzan a aparecer a partir de los 40 años de edad debido a una renovación más lenta de las células provocando un relajamiento de la epidermis. Aparecen arrugas en la frente y patas de gallo en las esquinas de los ojos. A los 50 años de edad aparece un aumento del número de manchas en la piel, arrugas en la boca y en el doble mentón, profundización de las comisuras de la boca y decaimiento de la punta de la nariz. Además, al cabo de los años, la piel se deshidrata, se vuelve más seca, menos elástica y más delgada.
El sol agrava el proceso de envejecimiento de la piel
La luz del sol es el factor más importante del envejecimiento de la piel. La exposición prolongada al sol durante años provoca repercusiones como el envejecimiento prematuro de la piel. Aparecen numerosas arrugas, profundas y marcadas, las manchas marrones se multiplican y la piel se vuelve menos flexible.
La piel se seca y se deshidrata. Las zonas descubiertas como el rostro, el más afectado, las manos y brazos son los más expuestos.
El efecto del sol será mayor y más prematuro en personas de piel clara que en las personas de tez morena, debido a una mayor presencia de melanina en estas personas.

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