• hace 8 años
Una catedral inacabada domina Mejorada del Campo, una localidad situada a las afueras de Madrid.

La construcción es obra de Justo Gallego Martínez, más conocido como Don Justo. Un antiguo monje que decidió en los años 60 construir una catedral solo, con sus propias manos. Desde entonces no ha dejado de trabajar. Todos los materiales empleados en el edificio son reciclados.

“Esto lo he hecho yo, lo he pensado yo. Durante años he trabajado solo pero a veces también he pedido ayuda. Por las noches, también estoy solo, pensando siempre en el proyecto”, explica.

El edificio tiene 40 metros de altura, varias capillas, claustros y hasta una cripta.

“Todo esto es artesanía. No hay líneas rectas, todo es curvo. Por eso esta obra es tan difícil”, asegura Don Justo.

Ángel López Sánchez visitó el lugar por primera vez hace dos décadas. Hoy es uno de los colaboradores principales de Don Justo.

“Vine una vez a verla, me gustó. Lo ví solo y le pregunté si quería ayuda. Me dijo que sí. Entonces empecé a venir de vez en cuando, sobre todo los fines de semana porque yo trabajaba. Lo ayudé de esta manera durante años hasta que decidí estar con él todos los días”, explica Sánchez.

Don Justo vendió las tierras heredadas de su familia para financiar su proyecto. Además de construir su catedral, el antiguo monje reza y medita varias horas al día.

En el norte de Italia encontramos otra catedral inacabada pero de un estilo totalmente diferente.

Se trata de una construcción de madera y árboles con la que se quiere rendir homenaje al artista Giuliano Mauri, fallecido en 2009.

“La catedral, para Giuliano Mauri, es la obra de arte que mejor representa sus ideas, su poesía, su filosofía artística. Para él se trata de una obra difícil pero llena de alegría. Se trata de una obra sobre la vida misma. Esta catedral vegetal es el reflejo de todo ello”, explica Francesca Regorda, responsable del proyecto y nieta del artista.

La obra de Giuliano Mauri siempre estuvo ligada a la naturaleza. Construyó su primera catedral vegetal en 2001 como parte de una exposición de arte comtemporáneo en la localidad de Borgo Valsugana, en el norte de Italia.

“Sus obras respetan la naturaleza. No son nada nuevo, él mismo lo decía: yo no invento nada, yo realizo aquellas obras que la naturaleza me sugiere”, cuenta Francesca.

Tras la muerte de Mauri su familia decidió seguir adelante con su mayor proyecto: construir una catedral vegetal en su localidad natal, Lodi. La obra podría estar terminada este otoño.

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