Rosetta (1999)

  • hace 16 años
El movimiento constante de la cámara que sigue a la joven Rosetta -que podría confundirse con un simple truco robado del arsenal del cinema verité- está en perfecta consonancia con la idea central de un filme físico y táctil como pocos.
Rosetta es un animal desesperado, acorralado, y como tal corre de un lado a otro de su jaula. Por eso Rosetta está en eterno movimiento y sus pocas pausas son para recordarnos precisamente su cualidad animal: comer, dormir, soportar el dolor.
En el centro de Rosetta está la idea del trabajo como un instrumento indispensable para hacerse de un espacio en la sociedad, en un sistema económico y social en el que bajo una superficie de aparente prosperidad, justicia y solidaridad, se esconde el simple hecho de que cualquier sistema social se compone de seres humanos que cargan cada uno sus propias cruces y problemas, y en el que eliminados algunos vínculos básicos un personaje cualquiera se puede quedar fácilmente a la deriva y en la indefensión más devastadora.
(Mabuse)