• hace 8 años
Científicos estadounidenses llevan a cabo una investigación cuyo objetivo es intentar entender por qué entre las niñas se registran menos casos de autismo que entre los niños.

Para ello trabajan ya con familias en las que las hermanas no sufren autismo pero los niños sí.

Evee Bak tiene quince años y hoy entrega una muestra de su saliva a los investigadores para que éstos analicen su ADN.

Evee espera que el trabajo de los científicos pueda ayudar a su hemano Tommy, diagnosticado con autismo cuando tenía 3 años.

“Espero que el resultado pueda ayudar a mi hermano con una terapia, por ejemplo, que haga más fácil su vida”, dice la joven.

Según los investigadores, muchas niñas nacen con las mismas mutaciones genéticas que sus hermanos pero no sufren autismo. ¿Por qué? Ésta es la pregunta a la que quieren responder ahora los científicos.

“En las niñas se pueden registrar las mismas mutaciones y no sufren autismo, tenemos que registrar el doble de mutaciones para que el autismo me manifieste en ellas”, explica Joseph Buxbaum, del Seaver Autism Center del Mount Sinai Hospital.

En concreto, el objetivo de la investigación es identificar lo que los investigadores llaman el “efecto protector femenino”. Si lo encuentran, podría quizás desarrollarse en forma de medicamento o a través de una terapia para tratar, o incluso prevenir, el autismo.

“Intentamos encontrar niñas con genes asociados al autismo pero que no presenten síntomas. Después analizamos qué más tienen en común con sus hermanos. Lo que queremos es identificar un posible efecto protector femenino porque, si lo encontramos, podríamos utilizarlo tanto para niñas como para niños”, asegura Alison Singer, presidenta de la Autism Science Foundation.

Por el momento estos científicos estadounidenses intentan establecer una amplia base de datos que les permita empezar a trabajar en la búsqueda de ese “efecto protector femenino”.

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