• hace 8 años
La capital húngara se ha transformado por unos días en cuna del estilo Lindy Hop popularizado en Nueva York por bailarines afro-americanos a mediados de los felices años 20. A este festival acuden aficionados a este tipo de danza a tomar clases o bien a mostrar su talento.

Katja Završnik es eslovena y ha venido desde Liubliana a Budapest para bailar Lindy Hop.

“Con este baile uno puede conocer a mucha gente nueva, y eso es genial. Pero también está bien tener amigos con los que asegurarse una pareja de baile.”

El estilo Lindy Hop se puso en boga en los años veinte en el salón de baile Savoy Ballroom de Nueva York. Las parejan fueron introduciendo saltos y variaciones en el estilo Charlestón, hacia diferentes variedades del foxtrot y del swing.

“Hasta la década de 1990, se conocía sobre todo como género musical, pero después se volvió a descubrir este baile, señala Marcel Bendik, uno de los organizadores del Lindy Shock. Revivir esta cultura se ha convertido en un estilo de vida y muchos jóvenes se interesan en este baile que es muy popular en Europa.”

Además del ritmo y las ganas de bailar, los vestidos y zapatos de época son accesorios indispensables para lanzarse a la pista.

“La primera vez que ví este tipo de baile fue en un club de jazz londinense, dice la joven bailarina Shivani. Veía a la gente bailar y divertirse. La música está muy bien y es una buena forma de olvidarse de los problemas y pasarlo bien.”

Filipe Braga es brasileño y enseña Lindy Hop en Budapest: “El Lindy Hop atrae a gente que tiene un espíritu matemático, por ejemplo hay muchos científicos en esta comunidad. Aquí encuentran un modo de expresión pues es un baile muy libre.”

He aquí la ciencia de este baile de salón, con ocho tiempos y un patrón básico de contoneos sobre un eje central.

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