• hace 8 años
El teatro de marionetas existe en la República Checa desde la Edad Media. Hoy el país intenta que la UNESCO lo incluya en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

En la República Checa, además de profesionales, unos tres mil grupos aficionados recorren hoy el país.

En la localidad de Chrudim, al este de Praga, se encuentra uno de los museos de marionetas más importantes. Allí se celebra cada año un festival desde 1951. Simona Chalupova es la directora.

“A principios del siglo XX, una exposición llamó la atención de un grupo de jóvenes pintores porque las marionetas se parecían mucho a los humanos pero al mismo tiempo eran esculturas. Así que empezaron a trabajar con ellas y esto fue algo que enriqueció mucho esta tradición”, asegura Chalupova.

Realizar una marioneta puede ser un proceso muy largo. Exige conocer la técnica y, sobre todo, mucha paciencia. Se realiza con las manos empezando por un simple bloque de madera.

Jiri Bares es marionetista.

“Creo que las marionetas son un excelente intermediario porque muestran a los niños el mundo de los adultos y los niños lo entienden, reaccionan bien, saben que no es una obra de teatro para adultos. Para los niños las marionetas son divertidas y para los adultos también. Por eso creo que en este país hay tanta gente trabajando en los teatros de marionetas a nivel profesional”, explica Bares.

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