• hace 7 años
Marine Le Pen intenta desembarazar al Frente Nacional de la etiqueta de extrema derecha. Aseguró que “los dirigentes políticos no son funcionarios, empleados de banca o de multinacionales, sino dirigentes de un país”. Apoyó el proteccionismo a las empresas y recalcó la palabra orden: “He visto pasar vagos candidatos que aparecen y luego desaparecen. He visto presidentes que proclaman su candidatura, y luego se desvanecen como si su quinquenato no hubiera sido más que un hipo político. Frente a este desorden, por mi parte presento una campaña ordenada, una campaña en orden para volver a poner a Francia en orden”.

Manuel Valls encara la difícil tarea de hacer valer la devaluada candidatura socialdemócrata. La presidencia de Francois Hollande ha alcanzado niveles máximos de desapego e impopularidad: “Asumo plenamente los compromisos adoptados con el presidente de la República Francois Hollande desde 2012. Es mi sentido de la responsabilidad, pero reivindico también el derecho a la inventiva, libremente, porque soy candidato a la presidencia de la República”.

El candidato de la derecha, Francois Fillon calificó su programa de “radical”. Se definió como “gaullista y cristiano” por lo que, añadió, “nunca tomo decisiones que contradigan la dignidad humana”. Asegura que su programa combatirá la pobreza. Ha sido calificado de “brutal” por socialistas y extrema derecha por la agresividad en contra de las medidas sociales de su programa. Fillon asegura que llevará a Francia nada menos que al pleno empleo.

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