Hace muchos años, en 1923, se creó el Movimiento Paneuropeo: la idea de una Europa unida, siempre junta, poderosa.
La idea fue del Conde Richard Coudenhove "Kalergi", de origen judío. El objetivo era unificar a Europa bajo cuatro principios. Liberalismo, Cristianismo, Responsabilidad Social y Pro-europeísmo. Y mezclar identidades, grupos étnicos y tradiciones bajo un mismo fin.
"El cristianismo es el alma de Europa. Nuestra misión se caracteriza por la imagen cristiana del hombre y del estado de derecho. Llamando en los valores de la comunidad europea, la Unión Pan-Europa se opone a todas las tendencias que erosionan la fuerza intelectual y moral de Europa. Respeta la contribución del judaísmo y del Islam para nuestro desarrollo mental y cultural, algo que inseparablemente comparten", escribía ese programa y deseo de la unión de los Europeos.
Con la Segunda Guerra Mundial, fracasó el primer intento, pero apenas terminó, Kalergi insistió y se fundó la primera célula de lo que sería la Unión Europea (UE) y su Parlamento Europeo (PE). Lo interesante de esto es que, con el tiempo opiniones comenzaron oponerse a esta idea, apuntando que Kalergi quería otra cosa.
Se alegó que el Conde quería una Europa unida sí, donde las nacionalidades se mezclaran, donde las etnias se fusionaran y donde reinara la igualdad, pero no por algo bondadoso, sino ese mestizaje lo habría querido para exterminar a la raza blanca, provocando una población mestiza debilitada en su identidad, y fácil de controlar, para entonces dar paso a un grupo estilo sionista que pudiera encargarse del control.
Hoy, después de casi un siglo de sus primeros cimientos y después de 44 años de unión legal entre el Reino Unido y Europa, aparece un ‘brexit’ que justo podría cuadrar con esa idea. Como la respuesta a que la raza blanca quiere sobrevivir.
Brexit que además surge hoy ante un movimiento evidente de racismo nacionalismo encabezado por las derechas europeas blancas y sobre todo por Donald Trump. Preguntemos a nuestros analistas, si esto tienen sentido, si esto pudiera ser la explicación para entender el caos que vive Europa o es solamente el resultado de la simple evolución humana, del acomodo social y político del europeo donde sus sistema unificador ha caducado y enfrenta el reto de "rascarse cada quien con sus propias pulgas", que innegable es que esa idea es individualista y no pluralista.
Lo más cierto, sea cual fuere el origen es que ya se ha apretado el botón de salida del Reino Unido, un camino sin retorno legal por el momento y el inicio de un verdadero viacrucis político y social. El divorcio no saldrá barato ni será fácil.
De entrada, el Reino Unido tendrá que pagar 60 000 000 000 de euros para quedar separado, más aparte la implicación de derechos exigidos y perdidos de ciudadanos europeos que viven en territorio británico y británicos que viven en tierra continental europea, más aparte el problema de las fronteras. Pero el gran problema que las diferencias y exigencias se puedan convertir lentamente en una enemistad, que quien sabe a futuro, si el hermano Reino Unido se convierta en el vecino enemigo de la que otrora fue, la gran UE.
Porque quien sabe si los británicos quieran aceptar las condiciones y pagar lo que les exige el resto de los 27, y es ahí, donde ya empezaron los problemas. Más aparte, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, ya había advertido que por su brexit los británicos además perderían 142 000 000 000 de euros. En Detrás de la Razón, preguntamos. Apoyamos la idea de justicia en cada quién y cuestionamos todo.
Los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es descubrir los ángulos que no dicen los gobiernos ni los medios de comunicación. El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete de la tarde; Madrid, ocho de la tarde, México a las 12 y Colombia, una de la tarde.
Por Roberto de la Madrid
La idea fue del Conde Richard Coudenhove "Kalergi", de origen judío. El objetivo era unificar a Europa bajo cuatro principios. Liberalismo, Cristianismo, Responsabilidad Social y Pro-europeísmo. Y mezclar identidades, grupos étnicos y tradiciones bajo un mismo fin.
"El cristianismo es el alma de Europa. Nuestra misión se caracteriza por la imagen cristiana del hombre y del estado de derecho. Llamando en los valores de la comunidad europea, la Unión Pan-Europa se opone a todas las tendencias que erosionan la fuerza intelectual y moral de Europa. Respeta la contribución del judaísmo y del Islam para nuestro desarrollo mental y cultural, algo que inseparablemente comparten", escribía ese programa y deseo de la unión de los Europeos.
Con la Segunda Guerra Mundial, fracasó el primer intento, pero apenas terminó, Kalergi insistió y se fundó la primera célula de lo que sería la Unión Europea (UE) y su Parlamento Europeo (PE). Lo interesante de esto es que, con el tiempo opiniones comenzaron oponerse a esta idea, apuntando que Kalergi quería otra cosa.
Se alegó que el Conde quería una Europa unida sí, donde las nacionalidades se mezclaran, donde las etnias se fusionaran y donde reinara la igualdad, pero no por algo bondadoso, sino ese mestizaje lo habría querido para exterminar a la raza blanca, provocando una población mestiza debilitada en su identidad, y fácil de controlar, para entonces dar paso a un grupo estilo sionista que pudiera encargarse del control.
Hoy, después de casi un siglo de sus primeros cimientos y después de 44 años de unión legal entre el Reino Unido y Europa, aparece un ‘brexit’ que justo podría cuadrar con esa idea. Como la respuesta a que la raza blanca quiere sobrevivir.
Brexit que además surge hoy ante un movimiento evidente de racismo nacionalismo encabezado por las derechas europeas blancas y sobre todo por Donald Trump. Preguntemos a nuestros analistas, si esto tienen sentido, si esto pudiera ser la explicación para entender el caos que vive Europa o es solamente el resultado de la simple evolución humana, del acomodo social y político del europeo donde sus sistema unificador ha caducado y enfrenta el reto de "rascarse cada quien con sus propias pulgas", que innegable es que esa idea es individualista y no pluralista.
Lo más cierto, sea cual fuere el origen es que ya se ha apretado el botón de salida del Reino Unido, un camino sin retorno legal por el momento y el inicio de un verdadero viacrucis político y social. El divorcio no saldrá barato ni será fácil.
De entrada, el Reino Unido tendrá que pagar 60 000 000 000 de euros para quedar separado, más aparte la implicación de derechos exigidos y perdidos de ciudadanos europeos que viven en territorio británico y británicos que viven en tierra continental europea, más aparte el problema de las fronteras. Pero el gran problema que las diferencias y exigencias se puedan convertir lentamente en una enemistad, que quien sabe a futuro, si el hermano Reino Unido se convierta en el vecino enemigo de la que otrora fue, la gran UE.
Porque quien sabe si los británicos quieran aceptar las condiciones y pagar lo que les exige el resto de los 27, y es ahí, donde ya empezaron los problemas. Más aparte, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, ya había advertido que por su brexit los británicos además perderían 142 000 000 000 de euros. En Detrás de la Razón, preguntamos. Apoyamos la idea de justicia en cada quién y cuestionamos todo.
Los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es descubrir los ángulos que no dicen los gobiernos ni los medios de comunicación. El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete de la tarde; Madrid, ocho de la tarde, México a las 12 y Colombia, una de la tarde.
Por Roberto de la Madrid
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