La SEOM informa: "Necesitamos más investigación oncológica"

  • hace 7 años
Madrid, 28 abr (efesalud.com). La doctora Aitana Calvo Ferrándiz y el doctor Guillermo Velasco Oria de Rueda, ambos secretarios científicos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), acentúan en este videoblog la trascendencia de la investigación básica y de los ensayos clínicos, dos ejes científicos que aumentan de forma exponencial la esperanza de vida de los pacientes oncológicos y las posibilidades de éxito total en la lucha contra el cáncer.

Desde 2004 se han impulsado un total de casi 2.500 ensayos, con la participación de más de 100.000 pacientes y 775 centros públicos y privados.

Los centros privados lideraron el 48% de los ensayos clínicos que se realizaron en España en el bienio 2015-2016 y casi la mitad de ellos se llevan a cabo en el área de oncología.

Los ensayos clínicos son estudios que se realizan en humanos para probar la eficacia y la seguridad de un tratamiento en comparación con un tratamiento estándar. Es la parte final de un largo proceso que se inicia en el laboratorio, primero con estudios "in vitro" y luego "in vivo" con animales.

Existen distintas fases en los ensayos clínicos.

"En Fase 0 se administran pequeñas dosis del fármaco a un grupo muy reducido de pacientes. Se evalúa lo que el fármaco provoca en el organismo y lo que el organismo hace al fármaco", dice la doctora Aitana Calvo.

"En Fase 1 se estudian las dosis adecuadas y la posible combinación de dosis, además de ciertos aspectos de su seguridad -continúa-. En fase 2 se mide la eficacia del fármaco. En fase 3 se confirma la eficacia del fármaco y su seguridad en un gran número de pacientes".

Una vez comercializado el medicamento entra en vigor la Fase 4 o "estudio de la respuesta del organismo en el resto de pacientes oncológicos".

Para que un paciente forme parte de un ensayo clínico es necesario su absoluta voluntariedad.

"El médico oncólogo propone su participación si considera que es la mejor opción para el paciente. Le informará exhaustivamente de los procedimientos, de los potenciales riesgos y de los beneficios; de sus derechos y de sus deberes", señala la médico oncólogo del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

En ocasiones puede emplearse un placebo, sustancia inocua que carece de valor terapéutico directo, pero que se administra a los enfermos por su efecto sugestivo benéfico.

"En oncología se puede usar un placebo siempre que vaya asociado al mejor tratamiento estándar disponible en cada momento -asegura la médico oncóloga-. El investigador no elige qué pacientes reciben placebo, sino que se realiza de forma aleatoria, ya que de otro modo se introducirían sesgos".

Sostener la lucha contra el cáncer requiere investigación continua, ya sea sobre la biología de las células cancerosas o sobre la epidemiología en grandes poblaciones.

"Los investigadores se centran en los mecanismos en los que se basan los procesos fundamentales como el crecimiento de las células, la transformación de las células normales en células cancerosas o su diseminación y metástasis", afirma el doctor Guillermo de Velasco.

En investigación básica existen múltiples opciones analíticas, desde el estudio de líneas celulares hasta modelos animales complejos.

"Las líneas celulares tumorales se generan a partir de células aisladas tras realizar una biopsia a un paciente. Estas células crecen en cultivo y se preparan para poder ser mantenidas de forma indefinida en laboratorio", señala el médico oncólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.

"La utilización de cultivo celular -añade- ha permitido mejorar el conocimiento de numerosas enfermedades, analizar la respuesta a fármacos o determinar el efecto de mutaciones concretas en el genoma".

Los modelos animales genéticamente modificados proporcionan herramientas de uso preclínico para la monitorización y detección de las lesiones tempranas o en remisión terapéutica. También ensayan nuevos agentes preventivos y terapéuticos que de otra manera no se podrían realizar.

Por ejemplo, los modelos tumorales PDX (Personal Derived Xenograft), se aplican en ratones de laboratorio a los que se implanta un fragmento de tumor humano. Puede insertarse en la espalda, de forma subcutánea, o en el mismo órgano en el que está afectado el humano.

"Buscamos trasladar los hallazgos del laboratorio al paciente lo más rápido posible o llevar al laboratorio las preguntas relevantes que se deducen de la experiencia clínica en los pacientes. Es la investigación traslacional", concluye el doctor Guillermo de Velasco.

La investigación, junto al altruismo de pacientes y familiares, siempre deberá ir unida a una financiación suficiente por parte de las administraciones públicas y la industria privada o a las aportaciones individuales, ya sean pequeñas y anónimas o llamativas, como en los casos de la Fundación Gates o del empresario de Zara, Amancio Ortega.

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