El corazón en Oriente y Occidente, la luz del Renacimiento

  • hace 7 años
Madrid, 23 may (efesalud.com). El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de la Universidad Complutense (UCM), nos cuenta los hechos más relevantes de la Historia de la Cardiología: en este cuarto capítulo nos traslada al mundo del Islam y al Renacimiento, con su gran estrella Leonardo da Vinci.

"El legado Galeno (siglo II d.C.) se mantuvo prácticamente inamovible en Occidente durante el oscuro medievo, que duró más de mil años. En cambio, en Oriente, que son conocedores de las obras de Hipócrates y de Galeno, surge una potente escuela de Medicina, iniciada por el médico, filósofo y científico Avicena (980-1037), que tuvo su máximo esplendor entre los siglos X y XIII.

En este último siglo, el sirio Ibn Nafis (1213-1288) se forma como médico en la célebre biblioteca de Damasco y adquiere tal prestigio que pasa a dirigir el hospital más famoso de la época, el Al-Mansouri de El Cairo. Es crítico con los textos de Galeno y describe por primera vez, con exquisita precisión, la circulación menor de la sangre, la pulmonar.

Nafis, aseguraba en sus escritos: "No hay paso de sangre entre los ventrículos; el tabique es tan espeso que no permite la penetración ni de sangre ni de espíritus. La opinión de que es poroso es 'archifalsa'. El paso de la sangre al ventrículo izquierdo se hace por los pulmones después de que la sangre se haya calentado y subido desde el ventrículo derecho".

Lamentablemente, existía un cisma entre el mundo cristiano y el musulmán y sus textos no fueron reconocidos hasta el año 1924 en Berlín, gracias a una tesis doctoral que realizaba un estudiante de medicina egipcio.

Sin embargo, la profunda sed de sabiduría de Occidente se aplacará, incluso se saciará, con la llegada del Renacimiento. Figuras notorias como Nicolás de Cusa (1401-1464), Paracelso (1493-1541), Andres Vesalio (1514-1564), Galileo (1564-1642) y Leonardo Da Vinci (1452-1519) darán un giro Copernicano a la Medicina.

Si en las antiguas Grecia y Roma la Medicina era un apéndice de otras disciplinas, de hecho iban de la mano de los grandes pensadores, de filósofos como Aristóteles o Platón, en el Renacimiento se acompaña de arquitectos, ingenieros o artistas. Da Vinci es el paradigma de todos ellos.

Sus dibujos sobre la anatomía del cuerpo humano y sus observaciones son espectaculares. Como ingeniero analizó el funcionamiento de las válvulas cardíacas o describió el flujo de sanguíneo a través de ellas.

Tras diseccionar el corazón de un hombre de 100 años de edad, describe por primera vez la enfermedad de las arterias coronarias; patología que actualmente es el problema cardiológico más frecuente y mortífero en Occidente.

El Renacimiento, que aportó grandes avances sobre el conocimiento anatómico del cuerpo humano, termina con dos importantísimos nombres propios en la Cardiología.

El español Miguel Servet (1509-1553), de origen aragonés, aporta una detallada descripción de lo que se conoce como 'la circulación pulmonar de la sangre'. Durante la espiración, la sangre es purgada de los residuos y en la inspiración se mezcla con el aire y llegará al ventrículo izquierdo convertida en el espíritu vital (sangre oxigenada).

Miguel Servet será quemado junto a muchos de sus textos por la entonces imperante Inquisición. Su obra, sus trabajos, serán reconocidos años después por personajes como el teólogo Juan Calvino (1509-1564).

Ya en el siglo XVII se completa el conocimiento de la circulación de la sangre, lo que llamamos fisiología cardiovascular, y lo hace el médico británico William Harvey (1578-1657), formado en Cambridge y en Italia, donde se empapó del polifacético Leonardo da Vinci, y que ejerció en la Universidad de Londres.

Gracias a las disecciones en vivo de animales y a las observaciones en pacientes, describe acertadamente la circulación mayor, el movimiento perpetuo de la sangre.

La sangre, oxigenada, es eyectada por el ventrículo izquierdo y se distribuye por todo el cuerpo a través de las arterias y venas, de la misma forma que lo es a los pulmones a través de la arteria pulmonar por la pulsación del ventrículo derecho.

En resumen, este periodo renacentista, donde las leyes religiosas, tanto cristianas, hebreas como islámicas, frenan y limitan el desarrollo del conocimiento, se compensa con la gran aportación pictórica y descriptiva de Leonardo da Vinci y los grandes descubrimientos fisiológicos de los siglos XVI y XVII", concluye el catedrático de Cardiología.

Desde Biblioteca de la Historia de la Medicina de la Universidad Complutense, el doctor Carlos Macaya anticipa el contenido del quinto capítulo: la llegada a la modernidad en los siglos XVIII y XIX, la base médica y científica de nuestra actual calidad de vida.

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