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Fundado en París, en 1979, por el maestro Masamichi Noro, el Kinomichi es un arte de origen japonés que tiene similitud con los movimientos del Aikido de donde proviene, solo que a diferencia de este último no posee signos de lucha ni defensa, sino de unión y apertura con el otro. Sus practicantes lo comparan con una meditación en movimiento que equilibra cuerpo y mente.

A pesar de no ser una danza y tampoco un arte marcial, el kinomichi se desarrolla sobre principios similares como la respiración, el contacto y la vertical. Es una especie de búsqueda consigo mismo y a la vez con el otro, una forma de aprender a relacionarse con el otro. El movimiento se perfecciona cuando hay una entrega absoluta, sin racionalizar, una forma de ser consciente siendo inconsciente al mismo tiempo.

Entre los beneficios físicos, la práctica del kinomichi logra desenvolver la coordinación motora para aliviar el estrés articular, además de proporcionar equilibrio en la columna vertebral a través del movimiento corporal, mejora la flexibilidad y el tono muscular. La respiración y la sonrisa son claves durante su práctica para relajar y aliviar tensiones y propiciar la conexión perfecta con el compañero de kinomichi, en esa relación Tierra-Cielo-Hombre, principio básico del kinomichi que significa camino de la energía.

El Kinomichi llegó por primera vez a Brasil en 2004, de la mano de la bailarina y coreógrafa pernambucana, Christiana Cavalcanti y el francés Victor Labouret, ambos discípulos del Maestro Noro desde 1990. En el caso de Christiana incorporó sus enseñanzas y beneficios a su disciplina como bailarina y durante un tiempo llegó a practicar exclusivamente el kinomichi.

En 2004 ambos abrieron el que hasta hoy es el primer dojo de Kinomichi en Brasil, a pesar de que se practica en algunas otras regiones, solo Río de Janeiro cuenta con un dojo propio en el espacio Rampa, Lugar de Criaçao, creado por Christiana y Victor. Christiana lleva las enseñanzas del Kinomichi a través de worshops en Europa junto con otros instructores formados por el maestro Noro, y es responsable por la difusión de esta disciplina en Brasil y el resto de América Latina.

El Kinomichi puede ser practicado por cualquier persona, independientemente de su edad y condición física, simplemente respetando los límites de cada uno.

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