• hace 7 años
Zaragoza, 19 nov (EFE).- La imponente estación de Canfranc, antaño internacional, erigida en el angosto valle pirenaico del río Aragón, abandona el olvido al que la han condenado durante décadas y reivindica su tren, su entorno y su encanto aprovechando el estreno de la película "Asesinato en el Orient Express".
Este clásico ferrocarril que inspiró a Agatha Christie en la novela que posteriormente dio lugar al largometraje no ha viajado esta vez hasta Estámbul sino que se ha detenido en la estación de Canfranc (Huesca) en un viaje promocional especial que han podido disfrutar 150 afortunados, entre los que predominaban amantes de los trenes llegados desde distintos puntos del país.
Entre ellos, unas tres decenas de pasajeros ataviados al más puro estilo de 1928, fecha en la que se abrió por última vez este paso internacional entre España y Francia, cerrado desde 1970 y a la espera de su reapertura.
Y es que ambas líneas de ferrocarril -el Orient Express y el "Canfranero"- comparten un mismo halo de misterio: en un caso, un asesinato del que todo el pasaje es sospechoso; en el otro, haber sido un lugar por el que han discurrido algunos de los momentos más oscuros de la historia reciente.

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