• hace 7 años
Irónicamente, a los Nazis no les gustaban las drogas. El régimen las criminalizó, mandando a los adictos a campos de concentración o matándolos. A pesar de eso, a los Nazis les intrigaba la idea del Pervitin. Después de probar la droga en un grupo de estudiantes universitarios durante 1939, y comprobar que fueron capaces de ser increíblemente productivos bajo sus efectos, y en conductores militares durante la invasión de Polonia, el ejército aprobó el uso de la droga en sus tropas. En solo cuatro meses, el ejército distribuyó 35 millones de pastillas de Pervitin e Isophan (una versión de la droga ligeramente diferente) entre los soldados, que empezaron a llamarlo “chocolate del tanque”. En 1940, los doctores recibieron la orden sobre los estimulantes, que daba instrucciones de proporcionarle a los soldados una tableta al día, dos por la noche y de nuevo una o dos cada tres horas si era necesario.

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