• hace 6 años
Un curso de milagros. LA CANCIÓN OLVIDADA
CAPÍTULO 21-SECCIÓN.I. La canción olvidada
1. No te olvides nunca de que el mundo que "ven" los ciegos tiene que ser imaginario, pues desconocen el
verdadero aspecto del mundo. 2Tienen que inferir lo que se puede ver basándose en datos que son siempre
indirectos y reformular sus deducciones según tropiezan y se caen debido a lo que no reconocieron, o bien pasar sin
sufrir daño alguno a través de puertas abiertas que ellos creían cerradas. 3Y lo mismo ocurre contigo. 4Tú no ves.
5Las indicaciones en las que te basas para llegar a tus conclusiones son erróneas, y por eso tropiezas y te caes
encima de las piedras que no viste, sin darte cuenta de que puedes atravesar las puertas que, aunque creías que
estaban cerradas, se encuentran abiertas para los ojos que no ven, esperando a darte la bienvenida.
2. ¡Qué descabellado es tratar de juzgar aquello que simplemente se podría ver! 2No es necesario imaginar qué
aspecto debe tener el mundo. 3Antes de que lo puedas reconocer como lo que es, tienes que verlo. 4Se te puede
mostrar qué puertas están abiertas, para que así puedas ver dónde radica la seguridad, qué camino conduce a las
tinieblas y cuál a la luz. 5Los juicios siempre te darán indicaciones falsas, pero la visión te muestra por dónde ir.
6¿Por qué tratar de adivinarlo?8. Más allá del cuerpo, del sol y de las estrellas, más allá de todo lo que ves, y, sin embargo, en cierta forma
familiar para ti, hay un arco de luz dorada que al contemplarlo se extiende hasta volverse un círculo enorme y
luminoso. 2El círculo se llena de luz ante tus ojos. 3Sus bordes desaparecen, y lo que había dentro deja de estar
contenido. 4La luz se expande y envuelve todo, extendiéndose hasta el infinito y brillando eternamente sin
interrupciones ni límites de ninguna clase. 5Dentro de ella todo está unido en una continuidad perfecta. 6Es imposible
imaginar que pueda haber algo que no esté dentro de ella, pues no hay lugar del que esta luz esté ausente.

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