Miguel Poveda: "Me daba vergüenza que mis padres supieran que cantaba"

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Madrid, 27 nov (EFE).- Criado entre grandes discos maternos y paternos del Bambino y Alan Parsons Project, respectivamente, Miguel Poveda llevó en secreto que se moría por cantar cuando, hace 30 años, se subió por primera vez a un escenario micrófono en mano para sorprender a propios y extraños.
"Mis padres no sabían ni que cantaba, porque me daba vergüenza. Yo me iba a casa de mi primo y allí nos grabábamos en una casete", cuenta, con el recuerdo "vivísimo" de aquel estreno en la Peña flamenca de Nuestra Señora de la Esperanza en Badalona (Barcelona), en el que se quedó sin voz al tercer tema, pero encendido de ganas de demostrar y demostrarse "que sabía cantar".
Y tanto que sabía. A la Lámpara Minera del 33 Festival del Cante de las Minas de La Unión (Murcia), le siguieron entre otros el Premio Nacional de Música en 2007, el Nacional de Música de Cataluña de 2011 o la Medalla de Andalucía, convirtiéndolo en unos de los cantaores más respetados de la profesión después de tres décadas.
Poveda (Barcelona, 1973) celebra ese aniversario íntimo con un disco doble autoeditado que ha dado en llamar "El tiempo pasa volando" (Carta Blanca Records), un mensaje que le gustaría haber transmitido a aquel "inconsciente" que con 10 años ya jugaba a hacer "playbacks".
"Le diríal que no le perdiese el respeto al tiempo. Cuando uno es joven, piensa que siempre lo será y se desaprovecha el tiempo. Ahora veo que han pasado 30 años, muchos de ellos tirados a la basura", reflexiona en una charla con Efe en la que asume la "libertad" como su mayor triunfo.
Para el artista este es el punto idóneo para "parar y hacer balance", mirando al lugar del que proviene, versionando "sin prejuicio alguno" a sus "ídolos de niñez", de Los Chichos a El Pescaílla, pasando por Manzanita o Lole y Manuel.
"Este es un disco para pasarlo bien", suscribe el músico, que interpreta "Voy a perder la cabeza por tu amor" como primer sencillo en homenaje a Bambino, uno de los artistas favoritos de su madre, cuyas escuchas están muy presentes en el álbum.
En él se incluye también un disco de cante flamenco tradicional, el primero en mucho tiempo, separado "para que el público entienda qué es cada cosa", porque "ya hay bastante confusión como para confundirlo más".
No lo dice por Rosalía, advierte. "Ella lo explica muy bien: ha cogido ingredientes de la música flamenca que conoce porque se ha preocupado de estudiarlos y los ha metido en su coctelera de música urbana", indica, antes de reírse de las críticas por supuesta "apropiación cultural" en un país en el que "nos vestimos de Halloween y celebramos Papa Noel".
"Yo creo que esas críticas responden más bien a que somos envidiosos y no queremos que alguien triunfe", insiste.
También Poveda hubo de vencer recelos por carecer de ascendencia andaluza cuando empezó a actuar fuera de su patria chica.
"Yo vivía en una pequeña Andalucía, la de la periferia de Barcelona. Hasta que no canté fuera de Cataluña, no supe que era extraño cantar flam

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