• hace 5 años
A raíz de la revolución sexual y la progresión del movimiento feminista, el partido de tenis que tuvo lugar en 1973 entre la número uno mundial del tenis femenino Billie Jean King (Emma Stone) y el excampeón de tenis pero también estafador Bobby Riggs (Steve Carell) fue anunciado como “la batalla de los sexos” (BATTLE OF THE SEXES) y se convirtió en uno de los eventos deportivos más vistos de todos los tiempos, alcanzando la cifra de 90 millones de espectadores en todo el mundo. Mientras la rivalidad entre King y Riggs alcanzaba su máximo apogeo, fuera de la cancha, cada uno de ellos libraba batallas más personales y complejas. La ferozmente militante King no abogaba solamente por la igualdad, sino que también luchaba por aceptar su propia sexualidad, mientras desarrollaba una íntima relación con Marilyn Barnett (Andrea Riseborough). Y Riggs, una de las primeras celebridades –por méritos propios– de la era de los medios de comunicación, lidiaba con su particular demonio, la ludopatía, a expensas de su familia y de su mujer, Priscilla (Elisabeth Shue). Juntos, Billie y Bobby proporcionaron un gran espectáculo de índole cultural cuyo eco repercutió más allá de la pista de tenis, provocando discusiones tanto en dormitorios como en salas de juntas que todavía siguen resonando hoy en día.

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