El gobierno israelí ha dejado claro que lo que quiere es acabar con Hamás y para hacerlo no van a escatimar en medios. Las bombas caen sin discriminar. No sólo en ministerios y oficinas de dirigentes, también pisos donde viven familias con niños. Ellos son la cara más palpable del drama. Esta mañana han sido enterradas dos pequeñas de 10 y 12 años, sepultadas por los muros de su habitación. Otros, más afortunados, sólo se han quedado sin casa. Ahora juegan junto a los refugios habilitados por la ONU para los que han visto caer del cielo estas octavillas, en las que el ejército israelí les advierte que va a volar sus viviendas.
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