• hace 5 años
La calle Arrayanes de Martos, en Jaén, se ha colapsado por numerosos curiosos que no se querían perder el escaparate de una tienda de lencería. Nada fuera de lo normal si no fuera porque en vez de un maniquí, nos encontramos con una modelo de carne y hueso promocionando la lencería de la tienda.Y por aquello de evocar la tierra, la maniquí viviente posa cubierta de hojas de olivos. Ni siquiera este guiño por lo autóctono ha calmado a un sector masculino del pueblo. 

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