Sidney, la mayor ciudad de Australia, ha amanecido de color rojo. Una tormenta de arena es la responsable esta luz que muchos creían provocada por un incendio forestal cercano. Sin embargo, han sido los vientos superiores a los cien kilómetros por hora los que han llevado la tierra del desierto hasta la ciudad. Sidney ha quedado paralizada a primera hora de la mañana. Las autoridades han advertido a las personas con problemas respiratorios que no salgan a la calle. Los expertos lo consideran uno de los efectos del cambio climático.
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