Nada más nacer, en el hospital, avisaban a sus familiares de que el niño había muerto, incluso a muchos les enseñaban el cuerpecito de un bebé fallecido. Luego las enfermeras decían que el centro hospitalario se hacía cargo de todo y no volvían a verlo. Ahora cuando intentan buscar en los cementerios hay cosas que no cuadran, las causas y las fechas no coinciden. Lo único que quieren estas familias es tener la oportunidad de decirles a sus familiares que no fueron ni abandonados ni vendidos sino robados.
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