• hace 5 años
Las Fuerzas de Seguridad brasileñas han blindado el estadio Mineirão de Belo Horizonte donde va a tener lugar la primera semifinal de la Copa Confederaciones entre Brasil y Uruguay. El objetivo es que las protestas que se están llevando a cabo en esta ciudad contra el despilfarro de dinero público que supone el torneo de la FIFA, la corrupción y el deterioro social en Educación y Sanidad lleguen hasta el estadio. Las medidas de seguridad en sus aledaños son extremas para todo discurra con absoluta normalidad. Cientos de miles de 'indignados' llevan varios días manifestándose durante este mes en lo que son las mayores protestas en veinte años en Brasil. El origen de estas protestas son fundamentalmente la pérdida de calidad de los servicios públicos, el alto coste de la construcción de los estadios de fútbol que acogen la Confecup y que el año que viene serán sede de los partidos del Mundial y, cómo no, la corrupción de la clase política. La presidenta Dilma Rousseff ha tratado de calmar el descontento prometiendo un referéndum sobre las  reformas política necesarias en el país.

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