• hace 5 años
Se compra pelo, reza un cartel, y muchas venezolanas lo venden. Demasiadas tal vez, pero es el último recurso en el país con la inflación más alta del mundo. En un mechón hay dos salarios mínimos, unos 20 dólares al cambio. Crismary, con tres hijos y cero bolívares con los que alimentarles, se ve obligada también a vender el de su hija de 14 años. Pero hay quienes incluso viajan a Colombia. Allí los "jaladores" se encargan de este mercado capilar y ofrecen a las venezolanas el pago en pesos colombianos, que siempre suman más que los bolívares de Venezuela. Toda ayuda es poca para llegar a fin de mes.
-Redacción-

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