Despedido, precipitándose en el río Lengüelle, hundido y bocabajo. Así acabó un vehículo que conseguían sacar de allí horas después. Uno de los vecinos dio la voz de alarma y otros intentaron acceder a él, pero desistieron al ver que el coche se hundía y el agua bajaba turbia. Imposible localizarlo ni saber cuánta gente iba dentro. Aún así un agente consiguió llegar hasta él. Lo arrastraron hasta la orilla y en su interior, en la parte trasera, descubrieron el cuerpo de sus dos ocupantes. Dos jóvenes de 27 y 32 años. Según los vecinos, antes del accidente se escuchó un coche a gran velocidad y luego un golpe. La investigación determinará lo que realmente ocurrió.
-Redacción-
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