Se llama Juan Pedro González, tiene 60 años y trabajaba en una conservera. Pocos podrían imaginarse que, según los investigadores, durante la última década se ha dedicado a fabricar billetes falsos en serie desde la nave donde trabajaba. Ha sido detenido hasta en tres ocasiones pero siempre reincidía. La Guardia Civil cree que una de sus motivaciones era superarse y conseguir el billete perfecto, quería ser el mejor en el "gremio" de la falsificación. Hoy en su declaración ante el juez ha negado todas las acusaciones. González cuenta que parte de la nave conservera estaba alquilada a unos terceros inquilinos que se dedicaban a la falsificación. Asegura que debido a sus coacciones se vio obligado a reconocer que el material falso era suyo, y se considera inocente de los delitos que se le imputan.
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