• hace 5 años
Los vecinos de El Casar, en la provincia de Guadalajara, ocupan la carretera local por la que a diario se juegan la vida para ir a trabajar a Madrid, la M-117, a la que han llamado la cerretera de la muerte.
Hace unos días la 117 se cobraba su última víctima, un motorista moría en un choque frontal. Su viuda no quiere más muertes. Hace unos mneses una adolescente fallecía cuando iba a coger el autobús para ir al instituto. La atropelló un coche al caminar por una carretera  que no tiene arcén.
Los vecinos han dicho basta. Exigen el desdoblamiento inmediato de la 117. Por lo que era una vía destinada al acceso a las labores agrícolas, sin arcén o guardarraíles, el boom inmobiliario la convirtió en una carretera por la que pasan a diario más de 10.000 vehículos, tanto o más que algunas en carreteras nacionales, y en la que el peligro se hace evidente.

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