Mis padres son Nómades y estoy Harta

  • hace 5 años
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Ella es Elaine, ¡y está tan cansada! No es que tenga el peor problema que hayas visto por aquí: tiene a sus dos padres, muchos amigos y está saludable. ¿Entonces, cuál es el problema?, debes estar preguntándote. Bueno, resulta que su familia se ha mudado de ciudad 10 veces en los últimos 3 años, ¡y lo único que ella quiere es descansar!

Antes, un poco de información sobre los padres de Elaine. Son muy buena onda y de mente abierta, le dejan hacer lo que ella quiera y a veces parecen más amigos que padres. Hasta donde ella sabe, antes de casarse tenían una vida muy interesante: viajaban por el mundo como mochileros y vivían en carpas y casas rodantes. Cuando su mamá se embarazó, decidieron que lo mejor era casarse e instalarse en un lugar fijo. A pesar del estilo de vida hippie, venían de familias adineradas y los dos tenían muy buena educación, así que no tuvieron problemas para encontrar trabajo.
Irónicamente, Elaine es opuesto a sus padres. No le gustan los cambios y tampoco mudarse. Le gusta tener a sus amigos y su familia cerca y hacer las mismas cosas todos los días, le da una sensación de seguridad. A veces sus padres se ríen y dicen que ella debe ser la hija de alguien más. La misma Elaine a veces piensa que es una persona más seria que ellos, pero aun así los quiere mucho, no podría imaginar mejores padres.

Pero hay algo que la vuelve loca. Hace tres años, su mamá dio a luz a su hermano menor, y su papá consiguió un trabajo mejor pago. El asunto era que debían mudarse de una ciudad a otra todo el tiempo y quedarse solo 3 o 6 meses en cada una. Sus padres estaban encantados, era como regresar a cuando eran jóvenes y volver a vivir la vida de nómades que tanto les gustaba. No hace falta decir que Elaine estaba aterrada. No podían dejar que su papá se fuera y quedarse en casa, separarte de tu familia 3 meses es mucho tiempo. Así que debían seguirlo a todas partes.

Elaine recuerda cómo lloraba mientras empacaba. Estaba dejando atrás todas las cosas que tanto amaba: amigos, abuelos, todo. Pero su mamá siempre supo cómo consolarla: “No llores, Elaine”, le dijo”, “conocerás todo el país. ¡Y si tienes suerte, quizá también conozcas el mundo entero! La vida será más interesante ¡y siempre estaremos juntos!”. Al final la convenció y se mudaron.
Llegaron a la ciudad número 1. Elaine fue a una nueva escuela, intentó socializar con nuevas personas, encontró un par de clubes para jóvenes y de a poco se las arregló para volver a armar una vida común y corriente. En el momento en que comenzaba a disfrutarlo, ¡ta-ra!, se mudaron. Volvió a encontrarse empacando y llorando.

Cualquier niño se deprimiría con ese estilo de vida, y más una persona estable como ella. Al principio hizo lo mejor que pudo para adaptarse. Luego, comenzó a querer irse con desesperación. Al final tomó una actitud pasiva, ni siquiera se molestaba

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