La viva imagen de la impotencia, la desolación y el enfado.
Esta semana se está celebrando el Mundial de ciclismo en Yorkshire, Inglaterra, en una cita que está resultando polémica por algunos aspectos de la organización y el clima adverso con el que están lidiando los cliclistas.
La última anécdota ha ocurrido este mismo jueves en la prueba de ruta de categoría júnior, en la que el joven colombiano Germán Gómez ha visto cómo perdía todas sus opciones de hacer un buen papel cuando aún restaban 77 kilómetros para la meta.
El colombiano pinchó y se tuvo que bajar de la bici, esperando, como es lógico, a que uno de los coches de su selección se detuviera a ayudarle. Algo que no pasó.
Perplejo y desesperado, Gómez veía cómo los coches pasaban por su lado sin detenerse, lo que llevó al joven ciclista a romper a llorar.
Después, corrió con la bici en la mano hacia delante hasta que por fin un coche paró a ayudarle, aunque ya había perdido toda opción de alcanzar de nuevo al pelotón.
Esta semana se está celebrando el Mundial de ciclismo en Yorkshire, Inglaterra, en una cita que está resultando polémica por algunos aspectos de la organización y el clima adverso con el que están lidiando los cliclistas.
La última anécdota ha ocurrido este mismo jueves en la prueba de ruta de categoría júnior, en la que el joven colombiano Germán Gómez ha visto cómo perdía todas sus opciones de hacer un buen papel cuando aún restaban 77 kilómetros para la meta.
El colombiano pinchó y se tuvo que bajar de la bici, esperando, como es lógico, a que uno de los coches de su selección se detuviera a ayudarle. Algo que no pasó.
Perplejo y desesperado, Gómez veía cómo los coches pasaban por su lado sin detenerse, lo que llevó al joven ciclista a romper a llorar.
Después, corrió con la bici en la mano hacia delante hasta que por fin un coche paró a ayudarle, aunque ya había perdido toda opción de alcanzar de nuevo al pelotón.
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