• hace 6 años
El nombre de esta chica es Emily, y quiere contarte cómo salvó a un perro de la muerte.

Un día de invierno, ella se iba a casa después de reunirse con sus amigos. Había un edificio abandonado en su camino a casa, y sus padres le habían prohibido ir a allí o incluso acercarse a él, pero sabes, era una forma más rápida de llegar a casa...

Cuando iba pasando por el edificio, escuchó sonidos extraños, como si alguien llorara. Miró por la ventana del sótano de la casa, y había... ¡una cachorrita! Ella no sabía cómo había llegado a allí y por qué estaba sola, tal vez alguien cruel la había tirado...

Inmediatamente llamó a su papá, le contó sobre la cachorra, y le preguntó si podía llevársela a casa. Su papá le dijo "no".

Emily compró algo de comida, agua y leche de la tienda y corrió a casa. Solo que ahora tenía que idear alguna idea para esconder a la cachorra de sus padres.

Afortunadamente, tenían un pequeño cobertizo cerca de su casa, así que escondió a la perrita, fue a su casa, esperó hasta que sus padres se fueron a dormir y se escabulló con algunas mantas para mantenerla caliente y algunos recipientes con agua y leche.

Trató de a alimentar a la cachorra, pero al principio tenía demasiado miedo de comer, así que dejó la comida y se fue a dormir. Por supuesto, Emily no podía dormir porque estaba preocupada por la perrita.

Cuando pudo verla mejor, llegó a la conclusión de que era una pastor alemán mezclada con alguna otra raza. Para entonces, ya se había enamorado de la perrita que la miraba con sus grandes ojos redondos...

En los próximos días, la cachorra mejoró y mejoró. No estaba enferma ni nada cuando la encontró, solo tenía frío y hambre. Ahora estaba comiendo mucho, corriendo torpemente por el cobertizo y... ladrando. Ahora eso era un problema, porque sus padres la encontrarían tarde o temprano, así que comenzó a preguntar a todos sus amigos si querían un perro.

Todos dijeron que sí, pero al mismo tiempo ningunos de los padres de ellos estaban dispuestos a aceptarla. Emily tenía que idear algo, o al menos llevarla a un refugio...

Pero ella ya la amaba tanto. Incluso le compró un juguete, una pequeña rana chillona. No podía ni pensar en regalarla... pero no tenía otra opción.

Al cuarto día, cuando Emily salía del cobertizo como de costumbre, la cachorra le ladró con su linda y pequeña voz. Odiaba cuando se marchaba; claramente, le daba miedo sentirse sola en la oscuridad. Cuando ella estaba fuera, la cachorra seguía ladrando, y ella simplemente SABÍA que pronto sus padres la descubrirían.

Y bueno, lo hicieron. Su papá la atrapó, y él era un hombre estricto, y tenía una mirada amenazadora en su rostro.

"¿Qué está pasando, Emily, qué son esos sonidos?". Ella dijo: "No lo sé", pero, por supuesto, su padre no le creyó. "¿Dónde has estado? ¿Por qué te escapas de la casa en medio de la noche?”.

Ella estaba tan asustada en ese momento, pero decidi?

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