Como algunos recordarán, hace poco dediqué tres programas para hablar de la ignorancia como uno de los elementos que juegan el rol terrible de obstaculo en nuestra ruta al desarrollo y la prosperidad, incluso y quizas mas importante, grave valladar para poder vivir en democracia.
Desde hace algun tiempo me he venido cuestionando sobre la viabilidad de la democracia en países como Perú, Guatemala y en general Latinoamerica. Quiero advertir que los últimos cuarenta años, en decenas de artículos e incluso libros que he escrito, he sido un consitente defensor del sistema democrático, porque como decia Churchill, la democracia es el peor de los sistemas políticos, exceptuando a todos los demás.
Dicho lo anterior, compartiré con ustedes esta reflexión, que inicio recordando de dónde parte la concepción liberal occidental que hoy, sin mucho éxito, intentamos instaurar como el sistema de convivencia. Todo se remonta a las ideas para gobernarnos que en la época de la ilustración nos trajeron algunas novedades, Thomas Hobbes, por ejemplo, dentro de la tradición de Maquiavelo explicó que la peor plaga que podría afectar a la especie humana era la anarquía, lo que justificaba la entrega de toda la autoridad a un poder capaz de restaurar y mantener el orden. Por su parte, John Locke planteó que la función del Estado era proteger los derechos individuales especialmente la vida, la propiedad y la libertad. Juan Jacobo Rousseau estableció que entre gobernantes y gobernados debía existir un contrato social que creara obligaciones y compromisos a unos y otros. El varón de Montesquieu describió la importancia de dividir la autoridad en tres poderes que se contrapesaban con el objeto de evitar la tiranía. Finalmente los revolucionarios americanos en 1776 y los franceses en 1789 cambiaron el eje de la autoridad creando en la época moderna un nuevo sujeto histórico depositario de la soberanía, el ciudadano.
Y aquí estamos hoy en pleno siglo XXI ensayando aún como perfeccionar nuestro sistema de convivencia, que creemos es la democracia. Es claro que la agenda pendiente en muchos Estados, hoy día es la reforma del Estado para ajustarlo a las demandas sociales y economicas del mundo actual.
La primera pregunta entonces es: será posible para nuestra incipiente democracia concretar la voluntad política para la Reforma del Estado como lo han propuesto grandes pensadores y como hoy se hace impreativo en muchos de nuestros países?
La segunda pregunta es; qué significa democracia desde el punto de vista histórico, es decir, en relación con la vivencia de las naciones Latinoamericanas como Perú por ejemplo, cómo se interpreta desde el punto de vista social y cultural y qué significa en la práctica vivir dentro de la democracia.
Acá me parece oportuno recordar en lo que se refiere al aspecto histórico considerar las reflexiones de Simón Bolívar en la carta de Jamaica sobre la madurez democrática de nuestros pueblos, cuando decía que los acontecimientos de tierra firme
Desde hace algun tiempo me he venido cuestionando sobre la viabilidad de la democracia en países como Perú, Guatemala y en general Latinoamerica. Quiero advertir que los últimos cuarenta años, en decenas de artículos e incluso libros que he escrito, he sido un consitente defensor del sistema democrático, porque como decia Churchill, la democracia es el peor de los sistemas políticos, exceptuando a todos los demás.
Dicho lo anterior, compartiré con ustedes esta reflexión, que inicio recordando de dónde parte la concepción liberal occidental que hoy, sin mucho éxito, intentamos instaurar como el sistema de convivencia. Todo se remonta a las ideas para gobernarnos que en la época de la ilustración nos trajeron algunas novedades, Thomas Hobbes, por ejemplo, dentro de la tradición de Maquiavelo explicó que la peor plaga que podría afectar a la especie humana era la anarquía, lo que justificaba la entrega de toda la autoridad a un poder capaz de restaurar y mantener el orden. Por su parte, John Locke planteó que la función del Estado era proteger los derechos individuales especialmente la vida, la propiedad y la libertad. Juan Jacobo Rousseau estableció que entre gobernantes y gobernados debía existir un contrato social que creara obligaciones y compromisos a unos y otros. El varón de Montesquieu describió la importancia de dividir la autoridad en tres poderes que se contrapesaban con el objeto de evitar la tiranía. Finalmente los revolucionarios americanos en 1776 y los franceses en 1789 cambiaron el eje de la autoridad creando en la época moderna un nuevo sujeto histórico depositario de la soberanía, el ciudadano.
Y aquí estamos hoy en pleno siglo XXI ensayando aún como perfeccionar nuestro sistema de convivencia, que creemos es la democracia. Es claro que la agenda pendiente en muchos Estados, hoy día es la reforma del Estado para ajustarlo a las demandas sociales y economicas del mundo actual.
La primera pregunta entonces es: será posible para nuestra incipiente democracia concretar la voluntad política para la Reforma del Estado como lo han propuesto grandes pensadores y como hoy se hace impreativo en muchos de nuestros países?
La segunda pregunta es; qué significa democracia desde el punto de vista histórico, es decir, en relación con la vivencia de las naciones Latinoamericanas como Perú por ejemplo, cómo se interpreta desde el punto de vista social y cultural y qué significa en la práctica vivir dentro de la democracia.
Acá me parece oportuno recordar en lo que se refiere al aspecto histórico considerar las reflexiones de Simón Bolívar en la carta de Jamaica sobre la madurez democrática de nuestros pueblos, cuando decía que los acontecimientos de tierra firme
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