• hace 4 años
Por Julio Ligorria

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Buen fin de semana a todos, como todos sabemos o al menos yo asumo que sabemos la democracia tiene hoy día, entre sus mil facetas, una compleja ecuación. Por un lado, hay un elemento de tensión entre la urgencia de los electores y los grupos de poder por alcanzar resultados y resolver problemas; por otro, está la pesada estructura republicana que supone la existencia de poderes del Estado comprometidos con sus ciudadanos, a la luz de ello es muy inquietante lo que ha venido aconteciendo con el Presidente Nayib Bukele y su entorno.

Esta semana, consulte con varios amigos en El Salvador, personas que conozco desde hace muchos años, buenos amigos en la derecha como en la izquierda democrática salvadoreña, sobre qué opinaban del presidente millenial que se auto calificó como “el presidente mas guapo y cool del mundo mundial”. La respuesta me dejo mas inquieto aún. Julio, me respondieron, nada de que preocuparse, se trata de un niño haciendo sus ensayos y primeros movimientos políticos, pero nunca olvides que nosotros tenemos mas criterio y juicio que él.

Me entristeció escuchar aquellas superficiales respuestas pues conozco de primera mano el enorme sacrificio que ha representado para los salvadoreños alcanzar la paz sin conflicto armado, e ir construyendo su incipiente e imperfecta democracia, mis colegas me respondieron lo que en cualquier país que experimente el auge del populismo es frecuente y es que se califique de pueril al líder populista.

Reducir un problema político al nivel de que en realidad se está tratando con un niño travieso veo que les genera un efecto tranquilizador, y constituye una reconfortante minimización de un problema extremadamente serio y eso a mi me parece una verdadera pena, que gente formada y pensante en el Salvador arribe a esa superficial e irresponsable conclusión, dicho esto con el mayor respeto y aprecio por mis colegas, pero quiza la lúcida mente de Joaquin Villalobos, brillante ex lider de la guerrilla pueda explicarles mejor lo que se les viene, pues en este caso presentar el líderazgo populista de Bukele como la rebeldía de un niño inexperto es la única trampa en la que no deberían permitirse el lujo de caer.

Para mi a la luz de su reciente incursión en la asamblea rodeado de militares, Bukele pasó de ser una emergente esperanza de un fresco y renovado liderazgo a la mueca de lo que realmente es, un Chávez de bolsillo, así mismo es, en esta ocasión el selfie para la historia retrató una caricatura mal improvisada del desaparecido dictador Hugo Chavez Frías.

Queda claro que el uso de la fuerza militar ordenada por uno de los poderes del Estado es un golpe, se le quiera disfrazar de lo que se quiera. Rompe la democracia, violenta la estructura y expone la voluntad pública a un adictivo mecanismo para lograr resultados.

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