Las grandes industrias tabaqueras tenían desde hace años informes científicos que certifican que el humo del cigarrillo causaba cáncer. Pero altos ejecutivos de la industria tabacalera se reunieron en el mayor secreto y establecieron una poderosa estrategia de comunicación para sembrar dudas y salvar su producto e industria que ya facturaba miles de millones de dólares. Infiltración de publicidad, manipulación científica, manipulación política, presión sobre periodistas fueron algunos de los métodos utilizados sin ningún tipo de rubor por parte de la industria del tabaco hasta que los engranajes de este mecanismo de mentiras saliese a la luz gracias a unos feroces denunciantes y jueces incorruptibles.
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