Históricamente, la hemofilia tipo A ha requerido un tratamiento crónico intravenoso, que exige su administración varias veces a la semana, generando un impacto económico en las familias por el tema de movilización hacia el hospital. El nuevo tratamiento, con administración subcutánea, busca una mayor autonomía para pacientes y familias, reduciendo de 156 a 52 visitas hospitalarias por año.
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