Millones de vidas humanas fueron sacrificadas por el celo de reformadores fanáticos durante la época cristiana. El fanatismo religioso fue la principal causa, sin embargo hubo muchas víctimas sacrificadas para satisfacer un resentimiento personal, y esta película muestra cuán fácilmente se puede perpetrar un crimen de este tipo. En 1692 la agitación fue tan grande en Salem que muchas personas perdieron el dominio de sí mismas, algunas incluso se creyeron brujas. Varios habitantes abandonaron el pueblo por temor a ser acusados de brujería. La historia habla de una anciana madre y su hija que viven en la costa sin preocupaciones. La madre se gana la vida leyendo la fortuna y cuidando a los enfermos entre la gente del pueblo (Obras de misericordia corporales:
Visitar a los enfermos). La joven, a la que podríamos llamar hija del mar, ya que pasa la mayor parte de su tiempo entre las rocas azotadas por las olas de la costa, correteando de un lado a otro más parecida a un duende que a un ser humano. En las colinas encontramos a un trampero en el campamento de los indios Mohawk del que habían oído hablar pero nunca habían visto. Un valiente Mohawk se ofrece como voluntario para guiarlo hasta las grandes aguas del Atlántico dejándolo abrumado por el asombro ante la grandeza del espectáculo. Allí conoce a la hermosa doncella y se desarrolla un apego que luego madura en amor, acabando en compromiso. Cuando la joven llega a su casa es abordada por un hipócrita y puritano diácono, cuyos deseos rechaza con indignación. En venganza acude a los demás eclesiásticos y acusa a la chica y a su madre de ser brujas. La prueba suficiente para convencer a estos fanáticos de mente estrecha es fácil de obtener, porque el hecho de que la anciana cuida y cura a los enfermos es conocido por todos, por lo que deliberadamente interpretan su bondad como brujería. Las pobres almas son apresadas y encarceladas y luego condenadas por un jurado con prejuicios a ser quemadas en la hoguera. Mientras son llevadas a la cárcel, se encuentran con el novio, quien al enterarse del peligro inminente, se apresura a solicitar la ayuda de sus amigos Mohawk para rescatarlas de tan terrible destino. La madre es la primera en ser víctima y mientras sufre la injusticia infligida contra ella, el diácono visita la celda de la joven y le muestra desde la ventana el destino de su madre, con la esperanza de debilitar su determinación. Ella lo rechaza y, por lo tanto, es llevada a ser sacrificada al igual que su madre. Mientras tanto, su amado ha conseguido la ayuda de sus amigos Mohawk y se apresuran al rescate, llegando justo cuando la antorcha se prende en la pira apilada alrededor de la chica. Con una carrera loca, los indios se precipitan sobre la escena, derribando y dispersando a los fanáticos y llevándose a la joven antes de que los puritanos se den cuenta de lo que ha sucedido. De hecho, se hizo tan rápido que algunos de los más supersticiosos piensan que se esfumó.
Visitar a los enfermos). La joven, a la que podríamos llamar hija del mar, ya que pasa la mayor parte de su tiempo entre las rocas azotadas por las olas de la costa, correteando de un lado a otro más parecida a un duende que a un ser humano. En las colinas encontramos a un trampero en el campamento de los indios Mohawk del que habían oído hablar pero nunca habían visto. Un valiente Mohawk se ofrece como voluntario para guiarlo hasta las grandes aguas del Atlántico dejándolo abrumado por el asombro ante la grandeza del espectáculo. Allí conoce a la hermosa doncella y se desarrolla un apego que luego madura en amor, acabando en compromiso. Cuando la joven llega a su casa es abordada por un hipócrita y puritano diácono, cuyos deseos rechaza con indignación. En venganza acude a los demás eclesiásticos y acusa a la chica y a su madre de ser brujas. La prueba suficiente para convencer a estos fanáticos de mente estrecha es fácil de obtener, porque el hecho de que la anciana cuida y cura a los enfermos es conocido por todos, por lo que deliberadamente interpretan su bondad como brujería. Las pobres almas son apresadas y encarceladas y luego condenadas por un jurado con prejuicios a ser quemadas en la hoguera. Mientras son llevadas a la cárcel, se encuentran con el novio, quien al enterarse del peligro inminente, se apresura a solicitar la ayuda de sus amigos Mohawk para rescatarlas de tan terrible destino. La madre es la primera en ser víctima y mientras sufre la injusticia infligida contra ella, el diácono visita la celda de la joven y le muestra desde la ventana el destino de su madre, con la esperanza de debilitar su determinación. Ella lo rechaza y, por lo tanto, es llevada a ser sacrificada al igual que su madre. Mientras tanto, su amado ha conseguido la ayuda de sus amigos Mohawk y se apresuran al rescate, llegando justo cuando la antorcha se prende en la pira apilada alrededor de la chica. Con una carrera loca, los indios se precipitan sobre la escena, derribando y dispersando a los fanáticos y llevándose a la joven antes de que los puritanos se den cuenta de lo que ha sucedido. De hecho, se hizo tan rápido que algunos de los más supersticiosos piensan que se esfumó.
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