• hace 3 años
Ya lo dice el refranero popular: “A nadie le amarga un dulce, aunque tenga otro en la boca”. Eso mismo debieron pensar Don Mariano Gil y Doña Pilar Temiño, cuando hace más de un siglo decidieron fundar La Violeta, una tienda de barrio con el objetivo de endulzar la vida de los madrileños.

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