A partir de hoy y merced al socialista Pedro Sánchez y sus secuaces, se impone la ‘burricie’ en España.
En el Consejo de Ministros, ese en el que se sientan la consorte de Pablo Iglesias, el comunista Garzón y otras dos decenas de ineptos, se ha aprobado el real decreto de enseñanzas mínimas de Bachillerato, una mezcla venenosa de adoctrinamiento, sectarismo, e inducción a la vagancia.
El decreto, una estafa en términos de formación, es nocivo para la salud mental y el futuro de nuestros hijos.
A partir de ahora, ni la colonización romana, ni la Reconquista, ni los Reyes Católicos, ni Lepanto, ni el Siglo de Oro serán materias a estudiar en el Bachillerato, donde se pondrá el énfasis en el lenguaje inclusivo y la perspectiva de genero, cosas que a mi se me escapan.
A ese disparate, se suman la anulación de la cultura del esfuerzo, la pérdida de autoridad de los profesores, la marginación de las Humanidades, la necesidad de aprobar para pasar de curso y hasta las notas.
Vamos a tener que actualizar y con urgencia, tesis como esa de que en España no cabe un tonto más, porque las escuelas e institutos se van a hartar de lanzar bandadas de zoquetes al mercado.
Zopencos que se sumarán a los borricos que tenemos ya instalados en nuestra política y cobrando del presupuesto, como es el caso del socialista Carlos Mínguez, alcalde de Soria desde hace 20 años.
El tal Mínguez, que tiene casi 50 años y lleva toda su vida chupando del frasco, impulsa con nuestro dinero un taller social llamado ‘Píntate el toto’.
Les confieso que yo no sabía hasta hace poco que coño era eso del ‘toto’, ni cómo se pinta, pero que al ver que el asunto está subvencionado he hecho algunas averiguaciones.
Cualquiera puede apuntarse y beneficiarse de la generosidad de Mínguez, porque sólo hace falta ser soriano y tener ‘toto’.
Lo primero no es complicado, porque en la despoblada Soria dan facilidades para empadronarse.
Lo segundo es todavía más rápido y sencillo: te vas al registro y afirmas muy serio que en lugar Romualdo, eres Mari Pili y, como en España, eso ya es suficiente para que el Ministerio de Igualdad te declare legalmente mujer, pues quedas plenamente habilitado para participar en los cursos de pintarse el ‘toto’, que financia con nuestro dinero el alcalde del PSOE.
Hay en España más tontos que botellines.
En el Consejo de Ministros, ese en el que se sientan la consorte de Pablo Iglesias, el comunista Garzón y otras dos decenas de ineptos, se ha aprobado el real decreto de enseñanzas mínimas de Bachillerato, una mezcla venenosa de adoctrinamiento, sectarismo, e inducción a la vagancia.
El decreto, una estafa en términos de formación, es nocivo para la salud mental y el futuro de nuestros hijos.
A partir de ahora, ni la colonización romana, ni la Reconquista, ni los Reyes Católicos, ni Lepanto, ni el Siglo de Oro serán materias a estudiar en el Bachillerato, donde se pondrá el énfasis en el lenguaje inclusivo y la perspectiva de genero, cosas que a mi se me escapan.
A ese disparate, se suman la anulación de la cultura del esfuerzo, la pérdida de autoridad de los profesores, la marginación de las Humanidades, la necesidad de aprobar para pasar de curso y hasta las notas.
Vamos a tener que actualizar y con urgencia, tesis como esa de que en España no cabe un tonto más, porque las escuelas e institutos se van a hartar de lanzar bandadas de zoquetes al mercado.
Zopencos que se sumarán a los borricos que tenemos ya instalados en nuestra política y cobrando del presupuesto, como es el caso del socialista Carlos Mínguez, alcalde de Soria desde hace 20 años.
El tal Mínguez, que tiene casi 50 años y lleva toda su vida chupando del frasco, impulsa con nuestro dinero un taller social llamado ‘Píntate el toto’.
Les confieso que yo no sabía hasta hace poco que coño era eso del ‘toto’, ni cómo se pinta, pero que al ver que el asunto está subvencionado he hecho algunas averiguaciones.
Cualquiera puede apuntarse y beneficiarse de la generosidad de Mínguez, porque sólo hace falta ser soriano y tener ‘toto’.
Lo primero no es complicado, porque en la despoblada Soria dan facilidades para empadronarse.
Lo segundo es todavía más rápido y sencillo: te vas al registro y afirmas muy serio que en lugar Romualdo, eres Mari Pili y, como en España, eso ya es suficiente para que el Ministerio de Igualdad te declare legalmente mujer, pues quedas plenamente habilitado para participar en los cursos de pintarse el ‘toto’, que financia con nuestro dinero el alcalde del PSOE.
Hay en España más tontos que botellines.
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