Manolo García (Barcelona, 1955) tenía 14 años cuando coló en un concierto de Smash, la pionera banda andaluza de rock, en la ciudad condal. El vivía en Pueblo Nuevo, donde se instalaron sus padres tras dejar atrás Albacete. Allí descubrió que el mundo de la música no se componía sólo de Antonio Molina, Juanito Valderrama y la copla española. “Voces que hoy todavía me siguen maravillando, pero descubrí que había algo que se llamaba rock: peludo, hippy”, recuerda.
Sobre el escenario de la actuación que le marcaría para siempre estaba el guitarrista Henrik Liebgott junto con Manuel Molina tocando la guitarra española. “Me recuerdo pensando, hostia, la guitarra española no se oye, me gusta todo este estruendo, pero la guitarra española no se oye. Y se me quedó el maridaje de guitarras eléctricas y españolas que me ha gustado siempre”, afirma.
Tan marcado quedó que todavía esa mezcla define su producción musical. Acaba de publicar Mi Vida en Marte y Desatinos Desplumados. El primero sigue su estilo más reconocible, “un pop rock, con temas concisos de poca duración en los que las guitarras eléctricas mandan”, mientras el que es su disco número nuevo nació por un impulso del cantante cuando la discográfica le sugirió algún tema más para el disco. “Voy a hacer otro disco, me apetece”. Y dicho y hecho. “En este disco el eje central son las guitarras españolas que es un instrumento que a mi me ha gustado siempre, rara vez en un disco mío ha faltado la guitarra española entreverada con la guitarra eléctrica”, asegura.
Sobre el escenario de la actuación que le marcaría para siempre estaba el guitarrista Henrik Liebgott junto con Manuel Molina tocando la guitarra española. “Me recuerdo pensando, hostia, la guitarra española no se oye, me gusta todo este estruendo, pero la guitarra española no se oye. Y se me quedó el maridaje de guitarras eléctricas y españolas que me ha gustado siempre”, afirma.
Tan marcado quedó que todavía esa mezcla define su producción musical. Acaba de publicar Mi Vida en Marte y Desatinos Desplumados. El primero sigue su estilo más reconocible, “un pop rock, con temas concisos de poca duración en los que las guitarras eléctricas mandan”, mientras el que es su disco número nuevo nació por un impulso del cantante cuando la discográfica le sugirió algún tema más para el disco. “Voy a hacer otro disco, me apetece”. Y dicho y hecho. “En este disco el eje central son las guitarras españolas que es un instrumento que a mi me ha gustado siempre, rara vez en un disco mío ha faltado la guitarra española entreverada con la guitarra eléctrica”, asegura.
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