No necesitan gran cosa. Llegan a la playa, dejan sus huevos enterrados y vuelven al mar. Las tortugas buscan espacio en nuestras playas para anidar, vienen dejando atrás costas más cálidas cuyas aguas ahora son excesivamente calientes. Sus crías emergen de los huevos e instintivamente se dirigen al mar. No hay que hacer nada, sólo respetar los huevos, acotar la zona -el mismo espacio que ocupa una de nuestras sombrillas- y estaremos salvando una especie de su extinción.
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