En el año 1589 los restos del apóstol Santiago se escondieron para evitar que fuesen destruidos por los ingleses durante los saqueos que llevaron a cabo en el norte de España. No fueron redescubiertos hasta el siglo XIX.
Había desaparecido, por decirlo así, desde hacía tres siglos, al parecer cuando los ingleses invaden España, después de la llamada 'Armada Invencible', invaden España entrando por A Coruña y pretenden -se pensaba- llegar a Santiago y destruirlo, con lo cual, según la tradición más o menos acertada, el arzobispo de entonces ocultó los restos del Apóstol Santiago en un lugar secreto.
Fue ya en el S.XIX cuando otro arzobispo de Santiago impulsó la búsqueda de los restos y los encontró. Informó a la antigua Congregación de Ritos de Roma a través de un expediente canónico. Sin embargo eso no fue suficiente para certificar que los huesos encontrados eran del apóstol Santiago.
La congregación, en principio, encontró que había algunas dificultades en lo que se había enviado y el Papa León XIII decidió enviar a un enviado especial a España.
Se entera de aquello que le parecía que era menos claro en lo que habían explicado y después hace un documento, que se llama una Positio.
El enviado del Papa conluyó en que los restos eran de Santiago. Esto se confimó con la bula Deus Omnipotens, emitida en 1885 por León XIII. A partir de este momento, se relanzaron las peregrinaciones a Santiago.
A partir de ahí, la Catedral de Santiago se renueva, es decir, se hace una cripta que no existía hasta entonces, y es la cripta que hay actualmente, y los fieles, los peregrinos, pueden visitar la tumba del Apóstol.
Es decir, de una peregrinación en donde el peregrino, cuando llegaba no sabía dónde estaba la tumba, a una peregrinación donde ya hay un punto bien determinado en donde el peregrino puede ir y encontrar lo que ha ido a buscar, es decir, los restos del Apóstol Santiago.
El tema del redescubrimiento de las reliquias de Santiago formó parte de un congreso que se realizó en Roma en el que se trató la relación entre Roma y Santiago de Compostela a través de los Años Santos, ya que el Año Xacobeo, tal y como lo explica Antón Pazos, es heredero de los Años Santos Romanos.
Había desaparecido, por decirlo así, desde hacía tres siglos, al parecer cuando los ingleses invaden España, después de la llamada 'Armada Invencible', invaden España entrando por A Coruña y pretenden -se pensaba- llegar a Santiago y destruirlo, con lo cual, según la tradición más o menos acertada, el arzobispo de entonces ocultó los restos del Apóstol Santiago en un lugar secreto.
Fue ya en el S.XIX cuando otro arzobispo de Santiago impulsó la búsqueda de los restos y los encontró. Informó a la antigua Congregación de Ritos de Roma a través de un expediente canónico. Sin embargo eso no fue suficiente para certificar que los huesos encontrados eran del apóstol Santiago.
La congregación, en principio, encontró que había algunas dificultades en lo que se había enviado y el Papa León XIII decidió enviar a un enviado especial a España.
Se entera de aquello que le parecía que era menos claro en lo que habían explicado y después hace un documento, que se llama una Positio.
El enviado del Papa conluyó en que los restos eran de Santiago. Esto se confimó con la bula Deus Omnipotens, emitida en 1885 por León XIII. A partir de este momento, se relanzaron las peregrinaciones a Santiago.
A partir de ahí, la Catedral de Santiago se renueva, es decir, se hace una cripta que no existía hasta entonces, y es la cripta que hay actualmente, y los fieles, los peregrinos, pueden visitar la tumba del Apóstol.
Es decir, de una peregrinación en donde el peregrino, cuando llegaba no sabía dónde estaba la tumba, a una peregrinación donde ya hay un punto bien determinado en donde el peregrino puede ir y encontrar lo que ha ido a buscar, es decir, los restos del Apóstol Santiago.
El tema del redescubrimiento de las reliquias de Santiago formó parte de un congreso que se realizó en Roma en el que se trató la relación entre Roma y Santiago de Compostela a través de los Años Santos, ya que el Año Xacobeo, tal y como lo explica Antón Pazos, es heredero de los Años Santos Romanos.
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