• el año pasado

Los semáforos y los pasos de peatones puede tener un “impacto discriminatorio de género edadista y capacitista”. O al menos eso dicen desde el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Sostienen que “algunos sistemas, a primera vista neutrales”, como semáforos, pasos de cebra o señales de límite de velocidad “tienen un impacto desproporcional en la movilidad e integridad física de la mujer como peatón”.

En el informe elaborado por Igualdad, analizan los tiempos de cambio de color de los semáforos afirmando que el sistema asume que todas las personas cruzan a una velocidad uniforme cuando no es el caso, por ejemplo, de “mujeres discapacitadas o una madre llevando a su infante a la guardería”. Y se preguntan cómo se automatiza la velocidad promedio de las fases verdes, “¿con el perfil de una persona adulta de 30 a 50 años? ¿O el de una persona ciega y anciana o de una persona en silla de ruedas?”.

También aprovechan para atacar a los conductores señalando que los semáforos tardan demasiado en ponerse en verde para los peatones.

Por si no habíamos tenido suficiente con los semáforos inclusivos e igualitarios que instaló Manuela Carmena en Madrid en 2017 y que costaron casi 22.000 euros, ahora, el Ministerio de Igualdad busca “justicia de género” en el contexto tecnológico.

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