Súbete a un Dodge Challenger y siente la fuerza de 1.000 CV. Sin duda no se puede comparar con la realidad, pero lo cierto es que nos acerca más a la bestia de Hennessey Performance. Conducir un coche de 200 CV es interesante, probar uno de 300 o 400 CV es una experiencia. Subir de ahí y llegar a probar coches de 500, 600 o 700 CV es asombroso, así que imagina conducir un coche de 1.000 CV.
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