Una exatleta del entrenador Andrés Guzmán Bustos narra cómo ella y una compañera, ambas menores de edad, fueron alentadas por su mentor para hacerse tocamientos delante de él y después fue testigo de una agresión sexual. Los hechos ocurrieron en la casa de Guzmán después de que el entrenador les enseñó su altar de santería, les preparó un té de mariguana y les dio cervezas. El acoso de este empleado del Instituto del Deporte y la Recreación del Estado de Querétaro (Indereq) ocurrió durante años, tiempo en el que siempre animaba a sus alumnas a consumir bebidas alcohólicas y las acosaba yendo a sus casas.
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