Nayib Bukele y El Salvador están siendo protagonistas de un auténtico milagro. Poniendo el foco en las frías estadísticas, sin entrar a valorar los métodos y políticas que han permitido esta transformación (no son pocos los que critican las controvertidas medidas adoptadas por Bukele), este país centroamericano ha pasado de ser uno de los más inseguros del mundo a convertirse en una auténtica balsa. La drástica caída de la tasa de homicidios y de la criminalidad resulta incuestionable. Sin embargo, hasta el día de hoy, el Gobierno de Nayib Bukele tenía una cuenta pendiente: la economía.
Los principales indicadores económicos de El Salvador han mostrado un comportamiento mediocre durante su mandato. Esto podría estar a punto de cambiar y no precisamente gracias al bitcoin, 'moneda' de curso legal en el país. Justo ahora que se avecinan nuevas elecciones (Bukele ha dejado su cargo para preparar la campaña), la economía de El Salvador ha comenzado a mostrar ciertos signos que auguran un futuro prometedor. El desempleo, el crecimiento del PIB, la caída del déficit y la intensa llegada de turistas son los frutos de esta caída sin parangón de la criminalidad en un país que otrora fue de los más peligrosos del mundo.
Las calles de El Salvador son hoy mucho más seguras que hace unos años. Las tasas de crímenes y homicidios por cada 100.000 habitantes se han desplomado. La tasa de homicidios ha pasado de los 106 por cada 100.000 personas en 2015 a caer hasta los 18 por 100.000 habitantes en 2021 (antes de que comenzara el estado de excepción tan criticado).
Los principales indicadores económicos de El Salvador han mostrado un comportamiento mediocre durante su mandato. Esto podría estar a punto de cambiar y no precisamente gracias al bitcoin, 'moneda' de curso legal en el país. Justo ahora que se avecinan nuevas elecciones (Bukele ha dejado su cargo para preparar la campaña), la economía de El Salvador ha comenzado a mostrar ciertos signos que auguran un futuro prometedor. El desempleo, el crecimiento del PIB, la caída del déficit y la intensa llegada de turistas son los frutos de esta caída sin parangón de la criminalidad en un país que otrora fue de los más peligrosos del mundo.
Las calles de El Salvador son hoy mucho más seguras que hace unos años. Las tasas de crímenes y homicidios por cada 100.000 habitantes se han desplomado. La tasa de homicidios ha pasado de los 106 por cada 100.000 personas en 2015 a caer hasta los 18 por 100.000 habitantes en 2021 (antes de que comenzara el estado de excepción tan criticado).
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