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A finales de los 90, el doctor Phil Kennedy apareció en los titulares de prensa por implantar varios electrodos de alambre en el cerebro de un hombre paralítico y enseñarle a controlar el cursor de un ordenador con su mente. Kennedy llamó a su paciente el "primer cyborg" y la prensa calificó su hazaña como la primera vez que una persona se comunicaba a través de una interfaz cerebro-ordenador.

En 2014, Kennedy se quedó sin fondos para continuar con sus proyectos. Viajó a América del Sur, le cortaron la parte superior del cráneo y le implantaron pequeños electrodos dentro de su cerebro para comprenderlo mejor. La autoexperimentación de alto riesgo que supuso generó una mezcla de asombro y condena por parte de la comunidad científica.

Sin embargo, Kennedy, a pesar incluso del riesgo de haber sufrido un daño cerebral, continúa investigando cómo desarrollar una tecnología que restaure el habla a los pacientes que han perdido la capacidad de comunicarse, accediendo directamente a sus ondas cerebrales. "El padre de los Cyborgs" todavía se aferra a la esperanza.

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