• hace 8 meses
Una mamá soltera inmigrante lloró lágrimas de alegría cuando pensaba que iba a llegar a una fiesta familiar, pero en cambio fue sorprendida con su propia fiesta, celebrando la llegada de su tarjeta de residencia permanente después de 23 años. Antes de esto, Rosaura, de 49 años, de Fresno, California, solo podía trabajar en empleos agrícolas debido a su estatus, a pesar de ser enfermera registrada en México. Pero cuando su hija Ada Portilla, ahora de 23 años, cumplió 21, comenzó a discutir con su mamá sobre cómo podría patrocinar su solicitud. Sin embargo, Ada nos dijo que haciendo esto fue aterrador porque le preocupaba que el cambio de estatus pudiera hacer que su mamá fuera rechazada, o incluso que pudiera ser deportada.

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