No solo no sabe de Cercanías.
Tampoco, visto lo visto, de geografía española.
El ministro de Transportes, el socialista Óscar Puente, perpetró en la sesión de control al Gobierno en el Senado una tremenda pifia que ni siquiera se molestó en corregir.
Y es que el que fuera alcalde de Valladolid bastante nervioso estaba cuando una senadora de ERC, Laura Castel Fort, le estaba metiendo un tremendo repaso por el número ingente de incidencias que se estaban produciendo a diario en los Cercanías catalanes, la red de Rodalies.
La política independentista se quejó especialmente del mal funcionamiento de la red en Tarragona y puso el foco en que era, con diferencia, la provincia más perjudicada en lo que a gestión y servicios ferroviarios se refiere.
Óscar Puente, tras quitarse, una vez más, toda responsabilidad de encima, fue a decir que desde su Gobierno se intentaba conseguir un equilibrio entre todos los territorios.
Pero hubo un aspecto que le falló, aunque es verdad que tampoco nadie se encargó de hacerle ver la pifia cometida a la hora de hablar del número de provincias que tiene España y que a Puente se le fueron hasta las 54 y no las 50 que en realidad hay:
Me gustaría que estos debates en materia de infraestructuras fueran un poco más racionales, un poco menos viscerales, que no se introdujera permanentemente el criterio del agravio. Somos los peor tratados. Hay 54 provincias en España. Si las 54 dicen lo mismo, es evidente que 53 se equivocan. Y eso tiene un nombre, que es la irresponsabilidad en esta materia y el populismo y la demagogia en materia de infraestructuras, que desde luego no es la mejor receta para abordar este debate en este país.
Tampoco, visto lo visto, de geografía española.
El ministro de Transportes, el socialista Óscar Puente, perpetró en la sesión de control al Gobierno en el Senado una tremenda pifia que ni siquiera se molestó en corregir.
Y es que el que fuera alcalde de Valladolid bastante nervioso estaba cuando una senadora de ERC, Laura Castel Fort, le estaba metiendo un tremendo repaso por el número ingente de incidencias que se estaban produciendo a diario en los Cercanías catalanes, la red de Rodalies.
La política independentista se quejó especialmente del mal funcionamiento de la red en Tarragona y puso el foco en que era, con diferencia, la provincia más perjudicada en lo que a gestión y servicios ferroviarios se refiere.
Óscar Puente, tras quitarse, una vez más, toda responsabilidad de encima, fue a decir que desde su Gobierno se intentaba conseguir un equilibrio entre todos los territorios.
Pero hubo un aspecto que le falló, aunque es verdad que tampoco nadie se encargó de hacerle ver la pifia cometida a la hora de hablar del número de provincias que tiene España y que a Puente se le fueron hasta las 54 y no las 50 que en realidad hay:
Me gustaría que estos debates en materia de infraestructuras fueran un poco más racionales, un poco menos viscerales, que no se introdujera permanentemente el criterio del agravio. Somos los peor tratados. Hay 54 provincias en España. Si las 54 dicen lo mismo, es evidente que 53 se equivocan. Y eso tiene un nombre, que es la irresponsabilidad en esta materia y el populismo y la demagogia en materia de infraestructuras, que desde luego no es la mejor receta para abordar este debate en este país.
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