• hace 5 meses
Un desengaño amoroso puede ser tan doloroso como una enfermedad.
Los estudios demuestran que una ruptura tiene consecuencias tanto físicas como psicológicas.
Ser rechazado desorienta el cerebro, volviendo a la persona más impulsiva y sensible.
Las investigaciones del Albert Einstein College of Medicine revelan que las áreas cerebrales que controlan la angustia y el dolor físico se sobrecargan tras el desengaño.
Esto puede afectar al sistema digestivo, disminuir la inmunidad y causar problemas cardíacos.
El estrés de una ruptura también puede debilitar el cabello, con efectos visibles meses después.
La adrenalina se dispara, dejando al cuerpo en estado de alerta, lo que puede provocar piel grasa y poros obstruidos.
El consumo de alcohol y comida rápida, en un intento de aliviar el dolor, suele agravar esta situación.
Estudios realizados por Evolutionary Behavioural Sciences indican que las mujeres sufren más el desamor.
En una encuesta realizada a 5.000 personas, las mujeres declararon una media de 6,84 puntos de dolor emocional, mientras que los hombres declararon 6,58.
Aunque un desengaño amoroso tiene profundos efectos en el cuerpo y la mente, estos impactos son temporales y, con el tiempo, todo vuelve a la normalidad.

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