La plaza de Cibeles se convirtió en la zona cero de una ciudad exultante por la victoria del Real Madrid en Wembley ante el Borussia Dortmund. La noche fría, con el mercurio por debajo de los 20 grados, volvió cálida en los aledaños de la estatua de la diosa, cuyos alrededores se tiñeron de blanco para celebrar una noche histórica en la que el equipo de Chamartín se impuso con un 2-0 al club del Ruhrpott gracias a un soberbio cabezazo de Dani Carvajal y a un despliegue de viveza de Vinicius, que cerró el marcador.
Desde temprano, la ciudad respiraba fútbol. Los bares, las calles, cada rincón de Madrid latía al ritmo de una hinchada que nunca dejó de creer en una temporada especialmente difícil marcada por las victorias in extremis.
Desde temprano, la ciudad respiraba fútbol. Los bares, las calles, cada rincón de Madrid latía al ritmo de una hinchada que nunca dejó de creer en una temporada especialmente difícil marcada por las victorias in extremis.
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