Son como el alacrán de la fábula.
Por mucho que se les trate con toda la exquisitez del mundo, al final acaban metiendo el picotazo.
Y si no que se lo digan a Salvador Illa, el candidato socialista y ganador de las elecciones catalanas el 12 de mayo de 2024, que vio como los secesionistas se pusieron de acuerdo para vetar la posibilidad de que el PSOE ocupase la Presidencia de la Mesa del Parlamento autonómico.
Vicente Vallés, desde el plató de Antena 3 Noticias, profundizó en la nueva estrategia de los separatistas y vino a decirle a Pedro Sánchez que así le 'agradecen' los favores prestados como es lo de haberles facilitado la ley de amnistía.
El presidente del gobierno defendió los indultos y la amnistía a los líderes del proceso independentista porque provocaría, por un lado, un provechoso y muy necesario reencuentro entre catalanes con opiniones distintas y, por otro, el reencuentro de los catalanes con el resto de los españoles.
La amnistía estaba llamada, según Moncloa, a ser la ley virtuosa que daría el paso necesario para alcanzar un nuevo tiempo de convivencia. Este lunes era un día clave para comprobar si empezaban a verse todas esas bondades que Moncloa le supone a la amnistía. Pero, de momento, tal cosa no ha ocurrido. El reencuentro se ha traducido en un nuevo acuerdo entre los partidos independentistas, solo los independentistas. Se ha traducido también en discursos con mensajes independentistas, solo independentistas. Y se ha traducido en la vuelta de la iconografía independentista al hemiciclo del Parlamento de Cataluña. Otra vez. Los lazos amarillos han sido colocados en los escaños de Puigdemont y de otros prófugos, igual que en los tiempos del proceso independentista. Los discursos han recuperado el lenguaje desafiante de aquel tiempo. Y las decisiones que se han adoptado, también.
Los independentistas no han querido esperar ni siquiera a que la ley de amnistía se publique en el Boletín Oficial del Estado para lanzar su nueva ofensiva. Quizás se publique mañana, pero los partidos del procés ya han empezado hoy mismo a desobedecer al TC al permitir que voten Puigdemont y el resto de los prófugos. También se han unido para evitar que los socialistas presidan el Parlamento catalán, a pesar de ser el partido con más diputados. Y además, tanto el presidente de la mesa de edad como el definitivo han lanzado el mismo tipo de mensajes que los independentistas emitían antes de la amnistía. De momento, sin reencuentro.
A la primera ocasión que han tenido, los independentistas han elegido para presidir el Parlamento de Cataluña a uno de los líderes del procés. Se trata de Josep Rull, condenado por sedición, estrecho colaborador del prófugo Carles Puigdemont. Junts, Esquerra y la CUP se han puesto de acuerdo, igual que en el proceso independentista, para lanzar un nuevo desacato al Tribunal Constitucional y para evitar que el Parlamento de Cataluña lo presida un partido no independentista. Rull no ha hecho referencia alguna.
Por mucho que se les trate con toda la exquisitez del mundo, al final acaban metiendo el picotazo.
Y si no que se lo digan a Salvador Illa, el candidato socialista y ganador de las elecciones catalanas el 12 de mayo de 2024, que vio como los secesionistas se pusieron de acuerdo para vetar la posibilidad de que el PSOE ocupase la Presidencia de la Mesa del Parlamento autonómico.
Vicente Vallés, desde el plató de Antena 3 Noticias, profundizó en la nueva estrategia de los separatistas y vino a decirle a Pedro Sánchez que así le 'agradecen' los favores prestados como es lo de haberles facilitado la ley de amnistía.
El presidente del gobierno defendió los indultos y la amnistía a los líderes del proceso independentista porque provocaría, por un lado, un provechoso y muy necesario reencuentro entre catalanes con opiniones distintas y, por otro, el reencuentro de los catalanes con el resto de los españoles.
La amnistía estaba llamada, según Moncloa, a ser la ley virtuosa que daría el paso necesario para alcanzar un nuevo tiempo de convivencia. Este lunes era un día clave para comprobar si empezaban a verse todas esas bondades que Moncloa le supone a la amnistía. Pero, de momento, tal cosa no ha ocurrido. El reencuentro se ha traducido en un nuevo acuerdo entre los partidos independentistas, solo los independentistas. Se ha traducido también en discursos con mensajes independentistas, solo independentistas. Y se ha traducido en la vuelta de la iconografía independentista al hemiciclo del Parlamento de Cataluña. Otra vez. Los lazos amarillos han sido colocados en los escaños de Puigdemont y de otros prófugos, igual que en los tiempos del proceso independentista. Los discursos han recuperado el lenguaje desafiante de aquel tiempo. Y las decisiones que se han adoptado, también.
Los independentistas no han querido esperar ni siquiera a que la ley de amnistía se publique en el Boletín Oficial del Estado para lanzar su nueva ofensiva. Quizás se publique mañana, pero los partidos del procés ya han empezado hoy mismo a desobedecer al TC al permitir que voten Puigdemont y el resto de los prófugos. También se han unido para evitar que los socialistas presidan el Parlamento catalán, a pesar de ser el partido con más diputados. Y además, tanto el presidente de la mesa de edad como el definitivo han lanzado el mismo tipo de mensajes que los independentistas emitían antes de la amnistía. De momento, sin reencuentro.
A la primera ocasión que han tenido, los independentistas han elegido para presidir el Parlamento de Cataluña a uno de los líderes del procés. Se trata de Josep Rull, condenado por sedición, estrecho colaborador del prófugo Carles Puigdemont. Junts, Esquerra y la CUP se han puesto de acuerdo, igual que en el proceso independentista, para lanzar un nuevo desacato al Tribunal Constitucional y para evitar que el Parlamento de Cataluña lo presida un partido no independentista. Rull no ha hecho referencia alguna.
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